3.D taldeko ikasleak

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martes, 22 de enero de 2013

UNA DESCRIPCIÓN: MARTÍN


Lo vi por primera vez mientras caminaba a las afueras del pueblo. Estaba cuidando de su rebaño de ovejas, aunque en realidad solo eran cuatro ovejas. Me acerqué para verle mejor. Era un joven con pelo castaño y ojos verdes oscuros. Era demasiado delgado para su edad, yo creo que tenía unos 16 años. Estaba sucio y sus ropas no eran más que trapos harapientos, pero en su cara había una sonrisa de oreja a oreja como si nada en el mundo importase.  Las manos las tenía muy dañadas de tanto trabajar; tenía heridas y ampollas por toda la mano y sus pies descalzos estaban igual de destrozados.

En ese momento, su madre salió y dijo:

-Martín,  mete a las ovejas- y después volvió a entrar.

Al mismo tiempo que metía las ovejas, la cara de Martín se fue oscureciendo.

Más tarde, en el pueblo, me enteré de que Martín había perdido a su padre, que su hermana estaba enferma y que no tenían suficiente dinero para comprar los medicamentos.

Pasó mucho tiempo hasta que conseguí que Martín me hablara de su vida ya que cuando no estaba cuidando de la granja o de su hermana, se bajaba a la playa o escalaba árboles y por las noches se iba a explorar el bosque de atrás de su casa.

Con el tiempo nos hicimos amigos y le conocí mejor. Era tan impulsivo e imprudente que muchas veces se metía en líos solo por apuestas, por estar enfadado o simplemente por diversión. Aun así era muy respetuoso con los mayores y siempre le preocupaba su hermana cuando salíamos. Además, muchas veces,  le tocaba proteger a algún animal de niños que  le lanzaban piedras o daba un trozo de pan a un mendigo. Para mí era la persona más  honesta que he conocido en mi vida.

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