El joven Jorge era un atractivo médico cirujano. Era
bello como los rosales y rebosaba de vitalidad. El rubio y sedoso cabello tan
bien cuidado que lucía, hacía que su rostro fuera aún más atractivo.
Tan solo con mirarla, su tenaz mirada penetraba en Elena. Sus brillantes ojos
marrones, castaños oscurecidos, y firme observación, hacían enloquecer a esta.
Su perfecta boca, en la que abundantemente se dibujaban grandes sonrisas, perturbaba totalmente a la joven. Le hacían perder el juicio, y eso a él le encantaba.
Tan solo con mirarla, su tenaz mirada penetraba en Elena. Sus brillantes ojos
marrones, castaños oscurecidos, y firme observación, hacían enloquecer a esta.
Su perfecta boca, en la que abundantemente se dibujaban grandes sonrisas, perturbaba totalmente a la joven. Le hacían perder el juicio, y eso a él le encantaba.
Jorge tenía una impecable dentadura, tanto que se
podía ver el resplandor de sus blancos dientes hasta en la oscuridad y elegido
como modelo para el anuncio de dentífricos ‘’Max White’’ de Colgate.
Su aspecto físico era devastador, totalmente potente
y robusto. Además sus fuertes brazos iban acompañados de su excelente
altura.Sí, era alto. Aproximadamente 1,90 y pico. Es por ello que le encantaba
jugar a baloncesto ya que su estatura le favorecía bastante, como su aspecto de
deportista nato. Tenía los músculos firmemente marcados, y las enfermeras se
derretían al verle.
Trabajaba en el hospital San Leonardo, a 20 km de Madrid y después de
trabajar le encantaba practicar taekwondo, por eso, siempre que podía iba al
gimnasio que estaba a 5km del hospital donde veía a la profesora de aquel arte
marcial llamada Elena. Él era completamente cizañero y le encantaba meterse
caña así mismo, y eso despertaba en Elena sensaciones mágicas. Al joven médico
le encantaba hablar con ella, reírse, y pasar el tiempo. La chica no tardó
tiempo en darse cuenta de lo agradable y comprensivo que era.
Él la seducía con tan solo mirarla y cuando empezaba a hablar con ella la engatusaba totalmente. Su curiosidad por saber de la vida de ella y la forma en la cual hablaban, hechizaba a la joven profesora. Además él era un joven al que siempre le gustaba ir con la verdad por delante, y odiaba las mentiras, por eso era tan sincero y querido.
caña así mismo, y eso despertaba en Elena sensaciones mágicas. Al joven médico
le encantaba hablar con ella, reírse, y pasar el tiempo. La chica no tardó
tiempo en darse cuenta de lo agradable y comprensivo que era.
Él la seducía con tan solo mirarla y cuando empezaba a hablar con ella la engatusaba totalmente. Su curiosidad por saber de la vida de ella y la forma en la cual hablaban, hechizaba a la joven profesora. Además él era un joven al que siempre le gustaba ir con la verdad por delante, y odiaba las mentiras, por eso era tan sincero y querido.
Yaiza Romero
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